domingo, 19 de octubre de 2008

Niña

- ¿Qué pasó?

Desperté del sueño sangriento, no pude ver nada, todo estaba borroso, me froté los ojos y todo se torno de rojo, quizás seguía soñando, sentí escalofríos, y un miedo horrible, no se si me dormí de nuevo o simplemente me desmayé, al siguiente instante mis ojos se cerraron detrás del manto rojo y las sensaciones desaparecieron… Cuando volví a despertar el sol se colaba por una ventana y acariciaba con dulzura mi piel, como compadeciéndose de mí, ya el sueño sangriento se había ido, sonreí y trate de recordar algo de lo que había pasado, pero un sentimiento me advirtió que no debía hacerlo… sentía tanto frío, tanto miedo, tantas ganas de desaparecer, algo malo había pasado la noche anterior, algo realmente horrible, cuando mi vista se aclaro pude ver el techo color celeste, oscuro, apenas alumbrado por los pocos rayos de sol que rebotaban en la habitación. Me senté, miré mis manos y estaban cubiertas de sangre, el sueño sangriento estaba ahí, en mis manos, en mi cuerpo, en mi ropa, en el suelo, en la alfombra azul roja, rojísima, algunas imágenes vinieron a mi mente, dolor, y sangre, pero intente evitarlos.


- No debo recordar, no debo recordar.

Me levante y reconocí la habitación de mi madre, intente huir, pero no pude evitarlo, pude sentir el olor a alcohol y ver la cama revuelta y llena de sangre, sangre, espantosa sangre… que se extendía como un boa gigante, arrastrándose fuera de la cama… Mi cuerpo estaba despertando aún, las sensaciones se volvían más intensas, el frío carcomía mis huesos, y el dolor… el dolor era insoportable, ardía mi espalda y mi rostro… el rastro de sangre terminaba en un cuerpo inerte, horrible, inmóvil, pero escalofriante, aunque menos que cuando estaba vivo… o quizás seguía vivo, quizás seguía durmiendo, y se iba a despertar, me moría de miedo, pero sabía que no podía huir, sabía que no podía pedir ayuda, ya no. El horror de la sangre, el olor a alcohol, el cadáver, allí, frente a mí en la habitación celeste… no pude evitar recordar, de todas maneras ya no tenía sentido…

- Así es Andrea, yo salgo de viaje todo el fin de semana, por cuestiones de trabajo, pero tu padrastro se quedará a cuidarte.

Esa pequeña cobarde era yo, callada, asentí sabiendo el infierno que me esperaba, el miedo me dominó. Mi padrastro y yo nos íbamos a quedar solos en casa, sin mi madre, que era la única que podría hacer algo para detenerlo, para evitar que me vuelva a hacer daño, a destrozar. Mi padrastro me había estado violando desde hace dos años, no hablé porque tenía miedo, porque la primera vez que paso ni siquiera supe que era lo que sentía, porque sangraba, porque dolía tanto, porque las lágrimas se comían mis pocas palabras de tristeza solo lloré en mi habitación sola, y mamá jamás se dio cuenta, ni cuando se iba temprano a la hora del desayuno, ni cuando volvía tarde a casa y me encontraba dormida, nunca sospecho nada, no sabía que su marido era un monstruo cruel, un monstruo que me hacía daño a sus espaldas…
Ese sábado mamá se fue temprano, con él, ella saldría a otra ciudad, y el volvería a cuidarme, quería huir, pero no conocía a nadie, no podía decirlo, no podía manejar todo mi temo. Llegó borracho, yo estaba en la sala con mis muñecas. Me dijo cosas horribles, me dijo que me iba a dañar de nuevo… yo corrí y me encerré en el baño, el golpeó varias veces, me insultó me amenazó con matarme, con matar a mi mamá, con destruir todo si es que yo no salía y lo dejaba hacer lo que el quisiera conmigo, pero yo no salí, lloré mucho ahí dentro, pero resistí, y afortunadamente la puerta también. Oí pasos que se alejaban, sus gritos cesaron y después de unos momentos me atreví a salir, sigilosa, tratando de escapar, a donde sea, a buscar a mamá a la ciudad a donde se había ido, no sé, simplemente quería salir de ahí, pero recordé sus palabras, sus amenazas. Él estaba durmiendo en la cama de mamá, me iba a matar cuando despierte, iba a matar a mi madre, iba a destruir todo si es que yo no lo dejaba dañarme otra vez… estaba desesperada, tenía que hacer algo, quizás acabar con mi vida, ya lo había pensado muchas veces, había averiguado algunas formas de hacerlo, de terminar con mi dolor… Fui a la cocina y cogí el cuchillo mas filoso que encontré, lo puse sobre mi garganta, sentí algo de alivio, y corté… pero la primera sensación de dolor me detuvo, no me atreví, no quería sufrir más, pero verme sangrar, yo misma hacerme daño… tampoco podía tolerarlo. Me quedé sentada en una de las sillas del comedor… en ese oscuro silencio, pensando, en lo que iba a pasar cuando el monstruo despierte. Entonces lo decidí, y me acerque a la habitación, a él, a su cuello, tampoco podía soportar la idea de matar a alguien, pero…, pero… quizás era la única opción, ya no lo se. Levanté el cuchillo lo más alto que pude, y puse todas las fuerzas que me quedaban en esa esperanza, clave el cuchillo en su cuello, recuerdo la primera cuchillada, traspasando su piel y liberando sangre, sonreí, sentí alivio y espanto, pero seguí clavando el cuchillo una segunda vez, una tercera, y entonces sentí un puñete el estomago que casi me desmaya. Él se había levantado y apretaba su cuello, tratando de evitar que se derrame más sangre. Yo solté el cuchillo lejos y trate de escapar pero me alcanzó, me dio una patada y yo caí al suelo, indefensa de nuevo, petrificada de miedo, me pateó en la espalda, en la cabeza, en la cara, en ese momento perdí todas las esperanzas, quería que él me mate, que termine de destruirme, de arruinarme… quería morir, pero el dejó de patearme, avanzó, tratando de salir de la habitación, pero cayó, su sangre no se había detenido, seguía saltando de su cuello, escapando de ese ser asqueroso, entonces me desmayé, de dolor, de miedo, quizás de alegría, de una alegría enferma, extraña, placentera y terrorífica.
Ahora estoy aquí, en la habitación de mi madre, sola, con mucho miedo, temblando y cubierta de la sangre rojísima de mi victima… mi victima, quien me mató tantas veces por dentro; que desgarró no solo mi cuerpo, sino también mi alma; que ahora esta muerto, tirado sobre su sangre. Estoy aterrorizada, ¿cómo haré que desaparezca ese cuerpo?, ¿cómo borraré las manchas de todo este lugar?, ¿cómo se lo explicaré a mi madre?, ¿como le diré que soy una asesina?, no puedo, no podría ni mirarla al rostro, ni a ella ni a nadie. Sola, abrazo el poco calor que genera mi cuerpo… ¿que va a pasar conmigo?

13 comentarios:

Las Cosquillas del Lobo dijo...

A esta pobre niña, o niño, más le vale irse a la isla de la entrada anterior. Siempre me ha fascinado la defensa propia. Qué harías si...? Yo, lo mismo que la/el protagonista.

Milay dijo...

Y dime hablamos de nuestros escritos, o nuestros escritos hablan de nosotros?
La paranoia, la esquizofrenia, la mentira, el pesimismo... Miramos de una forma distintas? o asumimos de una forma distinta?
Buen texto... A ratos peligroso, otros con laberintos. Sería bueno verte indagar en otras cosas, quizás para ampliar el panorama de tu escritura.
Un abrazo, y cuidado con los cuchillos, cortan mucho más que cuellos, cortan el aire, cortan el tiempo...
Nos estamos leyendo, fue agradable esta nueva visita.

Ausente dijo...

Gracias por sus comentarios. En realidad fue bastante dificil estar en la piel de ese personaje, me conmovi. Saludos y abrazos para Las cosquillas del lobo y para Milay

menta producciones dijo...

epaaa ta bueeno che...saludos!

Anónimo dijo...

Aterrador.
Aún me causa el mismo terror ver la pequeña cicatriz en tu cuello, en tu intento de suicido.
Me sigue causando terror aún entrar a la habitación azul celeste.
Me aterra aún más ver las manchas rojas en la alfombra azul.
etc.
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sal-udos

charlotte dijo...

Ausente qué texto! tremendo!!! abrazo grande!

Anónimo dijo...

me gustó mucho che! ....te mando un beso grande

Lisandro Leoni dijo...

Desgarrante historia. Ademas del temor e impotencia, brota en mi un instinto asesino tan grande como el de la pequeña niña.
Exelente...

* dijo...

infinitas disculpas por haber caido acá tan tarde. estoy sin pc.
me removiste las tripas...sentí mcuhas ganas de llorar.
me hizo acordar mucho a un unitario de tv que pasaban acá en Argentina llamado "Mujeres asesinas".

gracias por haber vuelto a mi blog, y al tuyo.
muy buen texto.
veo q por acá también continúan las complicaciones.

Ausente dijo...

Menta: Gracias, que bueno que te gusto, espero poder darme el tiempo para visitar tu blog tambien.

Fero: Sí, fue aterrador, aún me estremezco.

Charlotte: Gracias, abrazos y besos para ti tambien.

O. B. medio: Gracias, espeor publicar otro texto pronto, ojala te guste.

Licha: Muchas gracias. ¿Cómo no sentir deseos de matar cuando te causan tanto daño?, me encanta provocar sentimientos contradictorios. Abrazos.

Violeta: Ya te extrañaba amiga, no he tenido la suerte de ver "Mujeres asesinas", espeor tener la oportunidad pronto. Que bueno fue removerte las tripas. Abrazos.

Milay dijo...

Nada por aqui??
Ya po!!

Las Cosquillas del Lobo dijo...

Feliz 2009, tierno mentiroso. No sigues contando tus mentirijillas... Se echan de menos...

Anónimo dijo...

realmente me encanto, d verdad pude meterme en el personaje y sentir su sufrimiento, miedo, desesperacion, un texto exqisito , me siento seducido por tu manera d escribir, sige escribiendo porfavor, con ansias esperare tus sigientes obras. neko-kun