lunes, 1 de junio de 2009

Otra vez

Entonces de nuevo abrió su mente y dejó ver más allá de lo que debería. Estaba entusiasmado. Las palabras se desbordaban de su boca como si no pudiera evitar vomitarlas. Y no, no era eso, era que no quería detenerse. Otra vez estaba dejándose llevar por sus impulsos. Sabía lo ridículo que se sentiría después, lo tenía claro, ya le había pasado, pero su cerebro era un masoquista, o tenía alzhéimer.
No, él lo recordaba, en ese instante, sabía que corría el riesgo de no ser tomado en cuenta, tenía la seguridad de que pasaría lo mismo que siempre. La persona que estaba al frente era común, de las que no entienden más allá de lo que la mayoría dice y siguió, vomitando palabras… Entonces la llamaron, alguien, él no supo quien, y ella aprovecho para huir, y huyó, y el tuvo que agarrar su cuaderno y escribir para aguantar la ansiedad y la frustración. Hasta la respiración era difícil. La cabeza estaba caliente, y la lengua era aplastada por los dientes. Un trago amargo aliviaba un poco ese sentimiento. ¿Valió la pena mostrar secretos, exponer los sueños más insólitos, tragarse la frustración una vez más?
Escribió una última línea, cerró su cuaderno y volvió a intentar vivir con un mortal más.

3 comentarios:

Yo dijo...

Cuando vuelves a publicar?

Las cosquillas del lobo dijo...

Las palabras que duelen si se dicen y que duelen si se callan... A la espera

Las Cosquillas del Lobo dijo...

Ya se echa de menos...